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La Leyenda del Gallo
Hace muchos, muchos años, el pánico se instaló entre los habitantes de Barcelos. Había ocurrido un crimen, para el cual no había explicación, ni tampoco sospechoso. Por esas fechas, apareció un forastero que se decía peregrino, pero dada la ansiedad de las personas fue inmediatamente preso y condenado a la horca.
Clamando inocencia, pide para hablar con el Juez. Es llevado a la casa del magistrado, donde se realizaba un banquete. El peregrino insistia en su inocencia y, ya desesperado, apunta para un gallo asado que esfaba encima de la mesa y dice: “Es tan verdadera mi inocencia como verdad será que éste gallo cantará cuando yo sea ahorcado”.
A pesar de incrédulo, el Juez ordena que nadie toque en el dicho gallo. Pasadas algunas horas, el peregrino enfrenta la horca y el horror se instala en el pueblo; el gallo asado se levanta de la fuente y canta sin parar. El Juez corre hacia la horca y encuentra el forasteiro todavía moribundo. Lo retira inmediatamente y todos le pieden disculpa. |